Gracias al apoyo de onLygal, Luis logró que el vendedor cumpliera finalmente con el cambio de titularidad
Luis llevaba meses ahorrando para comprar un coche de segunda mano. Lo necesitaba para llevar a sus hijos al colegio, hacer planes en familia y, sobre todo, para poder ir a trabajar cada día sin depender del transporte público.
Cuando por fin encontró uno que encajaba con su presupuesto, sintió que todo el esfuerzo había merecido la pena. El coche estaba en buen estado y el vendedor le inspiraba confianza. La compra fue rápida, casi perfecta. Pero esa ilusión duró poco.
Poco después de cerrar el trato, el vendedor empezó a retrasar el cambio de nombre del vehículo, el paso necesario para que el coche quedara oficialmente a nombre de Luis, siempre con la misma excusa: “la gestoría va en retraso”.
Sin ese cambio de titularidad, Luis no podía registrar el coche ni circular legalmente. Había invertido todos sus ahorros y ahora su coche, el que debía darle libertad, estaba parado frente a casa.
Cada vez que preguntaba, recibía una excusa diferente: “la gestoría se ha retrasado”, “en la DGT hay problemas con los trámites”, ya no sabía qué creer…
Preocupado por la falta de respuesta, Luis decidió activar su seguro legal con onLygal. Al instante le asignaron un abogado especializado que se encargó de revisar el contrato de compraventa y todas las conversaciones con el vendedor, además de solicitar un informe oficial del vehículo a la DGT. Fue entonces cuando descubrieron el verdadero motivo de los retrasos: el coche tenía un embargo inscrito, una carga que impedía legalmente realizar el cambio de titularidad.
Ante esta situación, onLygal preparó una reclamación formal para exigir al vendedor que levantara la carga y cumpliera con su obligación contractual. Además, mantuvo a Luis informado de cada avance.
«Sin saberlo, había comprado un coche que no podía poner a mi nombre. Confié en el vendedor, pero al final aprendí que la confianza no basta cuando se trata de un contrato».
Gracias a la intervención legal de onLygal, el vendedor regularizó la situación y el cambio de titularidad finalmente se completó sin problemas. Luis pudo, por fin, inscribir el coche a su nombre y disfrutarlo con total tranquilidad.
Además, no tuvo que asumir los 400 € de costes legales, ya que estaban completamente cubiertos por su póliza.
«Muchas veces no nos damos cuenta de que situaciones cotidianas pueden acabar necesitando apoyo legal, y contar con un profesional marca realmente la diferencia».
Hoy, su visión sobre tener un seguro legal ha cambiado. Lo que antes consideraba un gasto más, ahora lo considera una protección crucial en momentos de adversidad.

